La Transfagarasan es la segunda carretera pavimentada de mayor altitud de Rumanía.
Fue construida como ruta militar estratégica, en la época de Ceaușescu.
Ceaușescu como buen dictador taradito quiso asegurarse de que los militares llegarán rapidin a través de las montañas en caso de que la URSS (para los de la ESO y posteriores buscar en wikipedia o enciclopedia que es una colección de libros que.. blabalabla. Imagínate que imprimes Wikipedia 😂😂 pues eso es una enciclopedia!) decidiera atacarles.
Así que decidió gastarse un pastizal en construirla en unos 4 años dinamitando todo lo que pillaba a su alcance, y por supuesto, a costa de la muerte de militares y civiles que perdieron la vida por las malas condiciones de seguridad y las inclemencias del tiempo.
Tiene unos 90km de curvitas, pero curiosamente está muy bien asfaltada; algunos tramos están hechos de trozos de carreteras del mundo, como el que hace una colección de esas de Salvat, ¡pero la mayor parte está estupenda!
¡Y este rollazo es para deciros que hoy nos aventuraremos a hacerla!
Hemos leído de todo; desde que tienes muchas papeletas de tener que darte la vuelta porque unos 30km antes de llegar a la cima, esta esté cortada por la nieve o la niebla (la carretera permanece cerrada de octubre a junio) y te tengas que dar la vuelta, hasta que tardas todo un día en hacerla.
Pues hoy Murphy se ha quedado durmiendo tranquilamente y nada de eso ha sucedido, así que tras desayunar y comprar provisiones en una panadería cercana (no muy acertadas, por cierto) emprendemos nuestro camino hacia la Transfagarasan desde Sibiu.
Creo que es exagerado decir que es la carretera más bonita de Rumanía, pero no me preguntaron a mi.
Hay bastantes moteros así que estamos seguros de que la carretera es buena, pese a las curvas.
Como carretera está bien: un carril en cada sentido, bastante bien asfaltada y ningún camión transitando por ella. Las curvas son seguidas pero no muy cerradas.
El ascenso el inversamente proporcional a la temperatura, de modo que empezamos con 16ºC y llegaremos a lo más alto de la carretera a 0ºC.
Lo que empieza como un valle va perdiendo los árboles y el verdor para dejar todo el protagonismo a la piedra. De un lado podemos ver el telesilla que sube al mismo punto que nosotros y los gigantes postes de electricidad, que afean un poco nuestro paisaje.
Cuando de un lateral ha desaparecido todo el bosque paramos. Estamos muy altos y la vista hacia abajo impresiona. Entre los árboles que hemos dejado atrás se ve desde arriba la carretera serpenteante que aparece y desaparece.
Cuando volvemos al coche (tiritando como un yonki con mono de tres días) vemos subir al primer ciclista del día. El pobre va con la lengua fuera, pero va.
Tras un par de paradas para admirar el paisaje, que bien lo merecía a pesar de los 5ºC, la niebla empieza a meterse y yo ya voy con los dientes en el salpicadero y los dedos meñiques enganchados en las ventanillas.
A pesar de la niebla Oru dice que ve. Pues será hoy porque otros días se convierte en un cuatro ojos para ver una peli de los minions! En fin me fiaré de el…
La niebla y la nieve van abriéndose paso hasta el punto más alto de la Transfagarasan allí sin ninguna visibilidad se empiezan a ver puestos de comida caliente, café y algún souvenir. La gente va de uno a otro buscando lo que la ropa poco preparada no le proporciona.
No se puede ver mucho, por no decir nada. Desde la parte más alta sale un camino con una excursión corta hacia el lago. Un lago que no veremos porque aunque nos arriesgáramos a hacer la excursión entre la niebla y la nieve con nuestra gran equipación de montaña tendríamos que meternos en él para apreciarlo, porque no se ve nada 4m por delante.
Nos damos una vuelta y Oru aprovecha para hacer un periscope desde lo alto, verse mucho no se ve… pero a él le hace ilusión! 😝 Unos 15min después volvemos a Patricio y atravesamos el túnel que nos bajará 2.000m hacia la civilización.
Nada más acabar el túnel, el sol!! Un solazo que parecía el Caribe (así sin exagerar) ni un copo de nieve y por supuesto nada de niebla. Parecía otro país, otro día, otra estación del año.
A pesar de lo que digan las guías del mundo, a mí me gusta más este lado. Es como bajar por los prados del señor de los anillos.
Las ovejotas pueblan el campo y los pastores las siguen pacientemente junto a los perros. Desde uno de los puntos más altos se puede ver toda la carretera que baja haciendo eses sin ningún respiro.
Vamos entretenidos con el paisaje y diciendo que el que entre por el lado contrario a Sibiu tiene que flipar en colores. De llegar en verano a pasar al reino de Frozen en 5min.
Parece que tenemos un lago a nuestra derecha, parece no, el lago está. Pero no hay forma de encontrar una bajada a él.
El agua del lago está baja, pero a pesar de ello si conseguimos llegar abajo por el empinado bosque (subir ya sería otra cosa) al llegar abajo tendríamos un «acantilado» de unos 10m hasta llegar al agua.
Nosotros queremos comer frente al lago, no agarraros por cuerdas para no despeñarnos viendo un trozo de agua! Hoy parece que no es día de lagos. Bueno más bien este viaje no es viaje de lagos ☺️
El lago Vidraru se nos resiste, pero al llegar al hotel del mismo nombre vemos una señal que indica que hay un embarcadero.
No vamos a embarcar pero ¡vamos que si vemos el lago, estos señores no saben lo cabezones que somos!
Nada más comenzar a bajar las escaleras de madera carcomida que nos llevarán al agua nos hacemos una amiga (bueno yo, que aquí los perros se asustan un poco de Oru). Es una perra negra que está tendida al sol. Cuando pasamos por su lado se levanta y comienza a bajar unos pasos por delante nuestro y al llegar ya casi al embarcadero se pone delante nuestra con mirada desafiante, no agresiva, pero no en modo perrito hambriento. En seguida vemos la razón! Tres cachorros duermen plácidamente dos en un lado y el otro cerca de donde tienen el comedero y el bebedero. Como los cachorros están divididos por eso se ha puesto en el medio.
Debemos tener cara de buena gente, así que nos deja pasar y nos sigue un poco con la mirada para avisarnos de que nos vigila (aquí hay que hacer un gesto de esos con los dos dedos de «te estoy viendo»). Curiosa la naturaleza, al final las madres son iguales en todas las especies.. bueno excepto en los hámsters que se comen a las crías, pero ¿qué se puede esperar de un roedor?
Finalmente se acaban las escaleras y llegamos al primer lago natural, gigante y sin pedaleras de Rumanía. Bueno, las dos Barcas que hay ancladas tampoco le dan mal aspecto. Son barcas para guiris. Para guiris muy confiados, porque esa barca se construyó cuando el Castillo de Peles y no han vuelto a rehabilitarla… yo veía más fiable la canoa del año pasado, para que te hagas una idea.
El caso es que los rumanos que cargan la barcaza deben de creer que es segura y que hoy va a tener mucha afluencia porque están cargando agua y Coca Cola.
Espero que por no entender rumano no me este perdiendo un paseo por los fiordos Rumanos!!
Hemos llegado a la presa de Vidraru, aparentemente no es muy alta, hasta que sacas la cabeza por el lado en el que no hay agua y siento el miedo a morir.. pues si que es altita!
Damos unos pasos hacia el lado contrario siguiendo la parte del agua hasta un túnel construido a base de pico y pala. Nos quedamos en la entrada del túnel lleno de tierra y sin asfaltar. Se ve la salida por el otro lado y un coche comienza a avanzar hacia nosotros, copon! ¿Que esto es transitable? Pues sí, y te lleva a no sé qué pueblo.
Rumanitos estáis fatal, el túnel es un desastre pero el acceso al túnel por este lado tiene unos socavones de la misma medida que las piscinas municipales para niños que tenemos en España!!!
El acceso a nuestro túnel, que es mucho más confiable, está lleno de carteles pegados con alojamientos que anuncian nuestro siguiente destino: El Castillo de Poenari, el verdadero castillo de Vlad Tepes.
Ahora estamos en el distrito de Arges en una comuna llamada Arefu, con el río Arges a un lado y las montañas Faragas al otro. Bueno pues allí donde está el acantilado es donde vamos. 😜
Habíamos visto que eran unas ruinas, pero no habíamos visto donde estaban, así que cuando vemos el primer cartel tiramos de freno de mano derrapando y aparcamos en la zona más segura; justo delante de la central eléctrica.
Allí donde se escuchan los chasquidos de la electricidad, si allí.
Tras hacernos dos o tres amiguitos perrunos más, llegamos a los puestos de souvenirs (mucho puesto y mucha leche pero se acaba el viaje y aún no tenemos nuestras tradicionales postales para enviar… bueno ni un triste detalle tampoco, porque aquí lo que llama la atención es la comida, la bebida y la miel. Y todo eso me encanta, pero no facturamos…Todo apunta a que este año os dejamos sin regalito de viaje… 😐)
Los puestos están ubicados a ambos lados de las escaleras para llegar a la fortaleza. Al mirar hacia arriba vemos un denso bosque y ni rastro del castillo. ¡Claro que ni rastro!, un par de metros más arriba te encuentras el cartel «bueno» en el que te anuncia que si quieres ver el castillo tendrás que subir 1600 escalones que es más o menos 30 minutos de tu vida y además al llegar allí tendrás que pagar 5lei.
Nos echa un poco para atrás el tema de la escalera, sobre todo cuando llevamos los primeros 300 escalones. Yo respiro como «cascoscuro» y Oru aunque se haga el valiente va un poco asfixiadito también. Estamos a punto de tirar la toalla, pero si no nos queda ná!!! Parece que la respiración ya se ha acostumbrado al esfuerzo y al frescor del bosque así que aunque nos tiemblan un poco las piernas conseguimos llegar al final.
Un poco antes de la fortaleza me parece indignante que tenga que pagar para entrar, son 5leis, que no llega a 2€ pero chavalote yo creo que es bastante esfuerzo como para que casi me pagues tú a mí!
Oru va al baño antes de entrar, que te lo ponen allí arriba para que si te haces pipí subas más rápido. La caseta que acoge el baño es: un agujero en el suelo. ¡Sorpresa!
Tras pagarle al hombre que cada día sube aquí para cobrar a los escasos turistas con los que nos hemos cruzado (espero que le traiga el helicóptero de tulipán al menos) nos adentramos en las ruinas del castillo.
El cetatea Poenari es famoso por ser la fortalea de Vlad Tepes. Pero no se lo construyó para el. El castillo es del S. XIII y tras varios dueños fue abandonado y dejado en ruinas (no entiendo porqué… Les pareció buen sitio si les atacaban, porque estas escaleras te quitan las ganas de atacar a nadie, así vayas a caballo, pero un poco incómodo para ir a comprar el pan o para subir agua?)
En el S.XV Mr. Empalador se encaprichó de él y lo pusieron a punto para crear allí su residencia habitual (no era raro este pa’ qué).
Tras la muerte de Mr. Empalador y un par de siglos más el castillo fue de nuevo abandonado.
Abandonado esta! Y caído. Pero si este castillo no está tomado porqué está hecho un guiñapo?
Pues por un deslizamiento de tierras que jorobó el castillo a principios del S. XIX. Y eso más o menos es lo que estamos viendo. Unas ruinas ruinosas del todo y mal acondicionadas.
La restauración de las ruinas es un asquete. Las barandillas de seguridad son de metal gris, hay carteles cutres y para rematar dos maniquíes de ropa vestidos con un saco, con cuatro brochazos de pintura roja (en otro tiempo al menos lo fue), un peluquín gris tipo tejón representan a dos señores empalados… En fin no me extraña que a uno de ellos le hayan robado las dos manos. Porque no se le han caído, esto seguro fue un español o un italiano que al llegar arriba se sintió estafado y arrampló con lo que pudo!
Merecen la pena las vistas, desde luego protegidos estaban. ;)
Lo malo de subir es bajar, que aunque cuesta menos tampoco se da muy bien estar bajando durante 25min.
Con las canillas temblando nos acercamos a un bar/hotel cercano. Aún no sé cuál es el motivo de no comer cuando toca, porque es que son las 18:00h y nos morimos de hambre, así que tomaremos la merienda.
Me acompaña un colega muy obediente con los ojos y las orejas grandotas moviendo el rabito (dicho obediente así que Oruga no puede ser!) que es el que se aprovecha de que el bollo raro que he comprado hoy este seco y de que el otro que parece una empanadilla sea solo de champiñones. ¡Joder que hambre tengo!
Las vistas del hotel están bien, pero no hay absolutamente nada alrededor y el castillo de Vlad Tepes no me da miedo, pero la peque-central eléctrica si.
La Transfagarasan continúa y está llena de Pensiuneas así que elegimos la que creemos que tiene mejor pinta y mejor vistas y preguntamos. Son 110lei. Nos parece bien y nos apetece leer un ratito, así que el gran patio trasero con mesas y barbacoa también nos parece bien.
El hotel está mejor por fuera que por dentro. La habitación es amplia, pero hay algún que otro cadaver de insecto y una mancha amarillenta en la sabana. Los mosquitos muertos pasen, pero ni de coña la sabana.
Oruga pacientemente habla con la chica de la recepción en Checoslovaco, porque ni en inglés, ni en rumano, ni en español, ni por lo visto el sencillo idioma de los signos en el que yo te señalo algo y tú lo miras no sigues mirando el dedo… Cuando la chica vio la mancha ¡al fin! Nos mandó a una señora con una sabana que si que pasaba la prueba de La luz morada.
Nos vamos a ir abajo para poder leer y escribir y resulta que la wifi no llega. Pero además hace un frío de narices, así que nos quedamos mirando por la ventanuca.
En la habitación tampoco funciona la wifi (ni en el hall, ni en el restaurante) yo creo que tienen lapidado el router, sino es prácticamente imposible.
Oru está de morros por la wifi y yo tengo helados hasta los párpados, porque en la habitación también hace un frescor importante.
Somos almas salvajes y como esto aún no nos vale ¡cenamos en la pensión!
Intentamos hacerlo en la terraza pero evidentemente no ha subido la temperatura, así que nos vamos al salón y tras cambiarnos 3 veces de mesa y esperar unos breves 20min. Tenemos una cerveza en la mano. Del frío que hace yo me muero por una sopita de pollo caliente que acaba siendo de ternera con verduras, Oru lo mismo (¿sopa que no sea de pollo con fideos? Yo no sé qué le está pasando en este viaje, está desconocido!)
Tardamos un montón en cenar pero ya estamos a gusto y parece que han encendido la calefacción en toda la pensión.
La cuenta bien, pero ya estamos un poco hartos del tema de las vueltas, así que no emitimos ningún sonido a su pregunta en rumano para que no haya equivocaciones.
Aquí el tema de las monedas es inexistente excepto en el supermercado, por ejemplo.
En el resto de los sitios simplemente si algo cuesta 2,5lei te cobran 3lei y se quedan tan anchos.
Esto aunque me parece un morro del copon es lo de menos. Lo que ya irrita es que no tengan para darte 4lei de vuelta cuando algo es 111 y tú le dad 115, por ej. Mamon si no tienes para darme la vuelta en vez de quedarte con 4 no me cobres 1!!!! Y así con todo, si algo cuesta 38 pues no te voy a llevar la vuelta, me la quedo de propina.
Así que desde hace un tiempo llevo como 15leis en billetes de 1. Y ya si quiero te dejo yo la vuelta, o no.
Leí el tema de las propinas antes de venir, y tienen un tema parecido a España. Es decir como te parezca bien. Con un cielo plagado de estrellas nos vamos a dormir, que ya le hemos acabado a la chica con la reserva de Silva.
3 respuestas a «Día 13. La carretera más bonita de Europa: Transfagarasan»
Hola! Muy interesante el post. Voy a Rumanía la primera semana de septiembre y tenía pensado hacer más o menos la misma ruta. Me podríais decir si es factible salir de Sibiu y llegar a Bucarest en el mismo día?
Saludos!!
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