Son las 6:30h y somos los primeros humanos en amanecer. Tanto que todavía no han puesto el agua, literalmente.
La noche no ha sido muy placentera. Oru ha pasado un montón de frío y yo he escuchado ladrar a los perretes toda la noche. Se puede decir que hemos dormitado, más que dormido.
Nos ponemos la sudadera y linterna en mano salimos a lavaros la cara con nuestra botellita de agua potable y nos vamos hacia las dunas.
Fuera los dos perros son los más madrugadores. Han robado una zapatilla y se entretienen jugando entre ellos con ella, corriendo de un lado para otro pasándoselo pipa. No seré yo quien se la quite, no por miedo, sino porque creo que el karma nos va a conceder que el zapato sea de Dj. Trapeiro. Y además, ¡están encantados! 😜
Caminamos hacia las dunas. Nos alejamos de nuestro grupo lo más posible, aunque no hace demasiada falta; ver amanecer no estaba dentro de los planes del 80% del grupo.
Nos sentamos en una, pero no nos convence. Aunque estamos adormilados tenemos energías para cambiar a otra duna más alta y ver mejor amanecer. Al fondo otros grupos, de otros campamentos nos acompañan en silencio.
Poco a poco el sol sale y va tiñendo de ocre todo el horizonte… ❤️❤️❤️
Aguantamos hasta que el sol está ya bastante alto y como oímos movimiento en los campamentos, volvemos al nuestro. Es la hora del desayuno, que hoy es un self-service a base de café, té, crepes, bizcocho, y aunque hay variedad, siempre 100% desayuno marroquí. Tiene la misma calidad que la cena de la noche anterior…
Con un trocito de bizcocho y un yogur estamos más que listos, y aunque nos vendría bien un segundo café, no es posible. No hay más. 😔
Nosotros con el lavado del gato estamos preparados. Ahmed nos guardaba la habitación pata poder ducharnos al pasar a recoger las mochilas. Suerte, porque la gente se sucede en las duchas para aprovechar el agua caliente y las tres duchas del campamento no paran.
Por si tenéis curiosidad el campamento es muy occidental; hay WC elevados que a la que los usas parecen los de la sala Apolo un sábado a las 4 a.m. Pero están y para aguas menores van estupendos. Agua fría y caliente (la potabilidad es regulera, así que mejor llevarte un par de botellas de agua/pers), papel higiénico, enchufes para cargar los móviles y luz en las jaimas. Demasiado cómodo para el desierto. Lo peor que te puede pasar es que se te llenen las zapatillas de arena (¡pánico!) o como en nuestro caso, duermas con un escarabajo. Que no sabemos si estaba por la noche o llegó por la mañana…
Oruga pasa del dromedario. Y las otras 32 personas que ayer llegaron a lomos de uno, también. Así que montamos en el 4×4, porque veo que nos quedamos en tierra y nosotros si teníamos transporte sobre ruedas. Efectivamente, los brasileños vienen en nuestro coche. Tres en el maletero y tres detrás conmigo, la reina de la ayahuaska parece que se ha salido de su papel, y hoy no está nada zen. Más bien un poquito enfadada por tener que compartir NUESTRO coche con NOSOTROS. ¡Tú ponte tonta, que te mando andando con los dromedarios a cuestas!
A la vuelta el conductor nos hace un par de rallys pero no tienen mucha aceptación, así que continuamos tranquilamente por las dunas.
La experiencia del desierto ha sido un poco desilusionante para nosotros. Es cierto que tenemos con qué comparar, así que el factor sorpresa no estaba de nuestro lado. Pero una vez pasado el momento, nos atrevemos a sugerir recomendaciones por si vais:
- Preguntar mucho al guía el tipo de campamento que es y la cantidad de gente que va a ir.
- Por lo visto los campamentos de jaimas “negras” son mejores en cuanto a que están más alejados y ofrecen algo mas auténtico o al menos menos sintético.😝
- Los precios no varían tanto de individual a grupo. ¡Quizá sea mejor hacerlo por tu cuenta!
- Hay mil formas de hacerlo mejor, no hace falta ir como borregos. Este es el número de Soufyen: 00 212 6 62 50 89 45. Tiene whatsapp y ofrece alternativas al borreguismo. Quizá te interese.
Tras una ducha en condiciones nos despedimos de Ahmed que como decía amablemente nos ha guardado la maleta y nos ha dejado usar la habitación para darnos una ducha. Desde luego, la hospitalidad de aquí es brutal.
Nos quedan por delante 6 horas y queremos hacer un par de paradas para ver cositas, así que no podemos perder mucho tiempo.
Nuestro camino incluye algunas cosas que veremos desde el coche, como el Palmeral de Erfoud y Tizi Talghemt o Cuello del Camello, a 1.907 metros de altitud. Y sitios como Azrou, “la roca”, donde nos pararemos a observar su bosque y los monos en libertad. O Ifrane, conocida como la Suiza de África. Midelt, que está en zona de manzanas, con artesanía en piedra caliza de la region, y por lo visto tiene un cementerio judio que merece la pena.
No sin antes ser parados por la policía por exceso de velocidad. Casi nos hemos hecho caquita. Porque en nuestra cabeza acabamos en una cárcel marroquí. Oruga que es un caramelito acaba convirtiéndose al islam y predicando por el mundo pero yo, que lo de obedecer se me da fatal, acabo siendo castigada con 300 latigazos y encarcelada de por vida junto a la gallega del desierto.
Una vez terminada la película de nuestra cabeza, hemos podido continuar sin multa pero si con una palmadita para decirnos que no corriéramos… Me da a mí que el radar nos pillo a 22 en zona de 20. ¡Pero lo que usted mande Sr. agente!
Pues del dicho al hecho hay un trecho, y este trecho está en obras. Totalmente en obras. Así que no haremos tantas paradas como queremos. Primero, porque la carretera no nos permite ir a más de 60-70km/h y segundo, porque tras 3 horas de coche a esta velocidad, con desvíos constantes y pasando por las obras a 20 y por los pueblos de 8 habitantes a 40km/h la alegria se nos ha ido. 😔
El paisaje de Tizi es como conducir por el gran cañón. El tono rojizo y las montañas desnudas te hacen dudar de si te encuentras en Marruecos o por el norte de Arizona. Paramos a comprar unas galletitas y estirar las piernas, y el paisaje es digno de dedicarle un ratito.
El resto, piedras, piedras y más piedras. Árido y seco. Ya no hay rastro de las dunas, ni de los cañones.
Adelantar aquí es de locos, y los autobuseros marroquíes lo son, así que cuando deciden adelantar lo hacen, en línea continua, curva, cambio de rasante… ¡Lo que haga falta!
Oru está aprendiendo y ha decidido seguir a un microbús gris y adelanta ya como un tarado de aquí, para mi eterna alegría.
El equivalente a la guardia civil de aquí tiene mucho trabajo, y en cada carretera encontrarás unos cuantos policías esperando ansiosamente ponerte una multa por exceso de velocidad. Tres dias nos ha costado saber que aquí te siguen echando las luces cuando está la policia apostada un poco más adelante, así que ahora que ya somos así lugareños hacemos lo propio con los otros coches. Por ahora vamos librando, pero como sigamos adelantando camiones llenos de paja que son el doble de altos y largos cargados que sin cargar y van a 10km/h por la nacional; no descarto que nos detengan pero por ir echando vehículos de la carretera.
Aquí da igual, si hay una carretera se usa. Da igual la hora, da igual si vas en bici, en motoreto, en taxi, en coche, en calesa, en dromedario, burro, triciclo, patines o tirando tu mismo de un camión «a lo vasco». Nadie se asombra. Nadie te pita por eso. Te pitan por todo, pero por eso solo no. Y eso está bien, al menos las comunicaciones no se quedan abandonadas. 😜
Quequé, Ignatius y Broncano, con La Vida Moderna no nos acompañan en este viaje. La batería externa está descargada y el USB del coche carga un Nokia 3310 al día así que solo podemos llevar puesto el maps.me a modo de gps. Nuestro GPS oficial lleva guardado desde el primer día en la guantera. Si quiere amargarle la vida a alguien, que lo haga después de que nos vayamos, ¡que nosotros nos apañamos bien para perdernos solos!
Así que vamos entretenidos como podemos pero Oru quiere apuñlarme ya si no dejo de hablar, cantar o respirar fuerte o suave, o moverme, o pestañear. Porque yo soy de esa gente que pestañea muy pero que muy fuerte… Está cansadete y es la hora de comer. Por nuestra propia seguridad necesita un descansito , ¡está decidido Busco rápidamente en TripAdvisor. No está la cosa para andar decidiendo y jugándonoslo cara o cruz.
Midlet es la capital de las manzanas por excelencia y lo hacen saber nada más entrar. Tienen buena pinta, así que a lo mejor hay suerte y nos cocinan algo riquísimo con ellas.
Elijo el número 1 de 14. No hace falta arriesgar. Ninguno pinta demasiado bien, ¡pero es el nº1! Leo las opiniones y confío en la puntuación de un grupo de caravaneros. ERROR.
Nada más bajar del coche, nos acosa un hombre para que vayamos a comprar a su tienda. El «No», no está en su diccionario. Y no sabe leer las señales, porque Oru lleva una carita que no sugiere amistad precisamente. Logramos zafarnos de él y llegar al restaurante.
Nos vamos a quedar porque estamos aquí, pero si este es el 1, ¿cómo son los otros?
Nos recibe un hombre larguirucho con cara de camello y sonrisa de camello. No es por meterme con el, es que físicamente se parecía a un camello/dromedario. No tiene ni idea de ningún idioma en particular, pero dice palabras de todos en todas las frases; frases cortas, claro. Y se ríe, se ríe mucho, mucho, mucho, mucho. Demasiado. Una risa sin ganas, ensayada una y mil veces, una risa para nosotros, que da miedo. Es como Loreto Valverde pero en dromedario y sin ganas. No entiendo los comentarios que dicen que es un hombre genial, entrañable, súper gracioso… Este hombre no tiene nada de eso. Da mucho miedo, y no se porque seguimos aquí.
El restaurante Merzouga es más bien un bar cutre y sucio a pie de calle, al mas puro estilo “cerdil”. Los manteles han conocido vidas anteriores en bares poco reputados en Salou y han venido a pasar su jubilación aquí. Las servilletas son trozos de papel de cocina. Sí, como cuando se acaban las servilletas en tu casa y pones papel de cocina. Igual, pero de cara al público.
La carta debe de estar hecha del mismo material que se usaba para fabricar esas tiras asquerosas de atrapar moscas que se usaban en España en los 80’s, porque el tacto era el mismo… 🤢
¡Y todavía Oru usa el vaso y me echa en cara no haberle avisado de que no lo hiciera! 😂😂
Hemos pedido un par de Coca Colas y no tenían, pero no han dicho nada. Están tardando un ratito en traerlas porque el chico ha ido a buscarlas al súper. Bueno al menos serviciales son.
Nos trae de entrante las viandas de la abuela, en este caso de su mamma (porque como somos españoles a veces nos habla en italiano también 🤷🏼♀️), a pesar de no haberlas pedido, pero no discutimos. Yo con que mantenga su risa lejos, me vale.
Consisten en tres platitos tamaño plato de café. Uno de alubias que yo no pruebo, porque no me gustan, pero Oru dice que están bien. Otro de lentejas que están bastante buenas (yo si no llevan chorizo leonés, me parece que les falta algo) y otro de ensalada hecha hace 2 dias plagada de pepino que ninguno probamos.
Oru se come un plato de brochetas de pollo (4ud), bien. Ni estupendas ni malas. Y yo me pido una pizza beréber, que estaba bien, pero sin tirar cohetes.
Pedimos un café, porque somos así de valientes. Tampoco hay, pero tampoco nos lo dice. Manda de nuevo al chico a un bar a por ellos y nos los sirve. En modo supersecreto nos trae unos dulces marroquíes, invitación de la casa. Oru se come un par de ellos.
Me levanto para ir al wc y allí está esa sonrisa… Amablemente, o eso cree él, me acompaña al baño, me pone el papel higiénico y me espanta las moscas para que entre. Tengo miedo de que me ayude a bajarme las bragas en un intento por agradar.
Las cucarachas del baño y yo hacemos pipí juntas, porque con tanta parafernalia no me ha dejado ni mirar antes de entrar, sino no hubiera puesto un pie dentro ni amenazada de muerte. El baño y la cocina pegan pared con pared, y la pared no llega hasta el techo. No digo mas.
Salgo desencajada y necesito irme. Llega Mr. Camel.
– ¿Cuanto queréis pagar?
¡Uf! A mi no me preguntes porque te prendo fuego al local y no quedan de ti ni los dientes dentro. ¡HIGIENE cabrón! Al final nos dice que 150DH y que le pongamos una estupenda recomendación en TripAdvisor. Ajá, mira mi lápiz imaginario, ¿lo ves? Porque te la estoy escribiendo ya.
Por supuesto que le decimos que sí y lo haremos, pero quizá el resultado no es el que él espera. Indignante me parece, y ahora ya sabemos porque es el 1 de 14. Porque en vez de 220DH que nos tenía que haber costado lo que comimos nos costó 150DH. Es decir, los españoles que han visitado este sitio antes que nosotros en el último año, le han dado unas puntuaciones excelentes porque les han regalado comida. A nadie le ha importado que pudieras pillar de todo en este bar.
En fin, asqueados volvemos al coche que las 6h se están convirtiendo en 6.000h!
Ya estamos cerca de Ifrane. Lo sabemos además de porque sabemos leer los cartelitos del camino, porque el paisaje cambia radicalmente. Estamos en un puerto de montaña, y es todo verde y está lleno de árboles. Después de estos días nadie diría que estamos en Marruecos, si que parece una pequeña Suiza, o porqué no, una pequeña Asturias.
Ifrane ciudad, fue fundado a final de los años 20, bajo el protectorado francés como estación balnearia de montaña y por ello se han olvidado de Medinas y demás, y construyeron una ciudad europea pequeñita donde pudieran ir los pijos de la época a desconectar y de paso a vivir. Tiene una escultura en honor a los leones que antiguamente poblaban esta zona. ¿Leones en puertos de montaña?
Ifrane “zona” está encima de un inmenso cráter volcánico. Por lo visto tiene el mayor bosque de cedros del mundo y está repleto de lagos (aquí son Dayat) y cascadas. En primavera se llena de gente para realizar rutas por la naturaleza y en invierno de gente que viene a esquiar. Casi me cuesta imaginármelos, pero es que venimos de zonas de “Medinas” y solo puedo imaginarlos con las chilabas y las chanclas y no con el uniforme “Quechua”.
En el mismo PN está el cedro más grande de todo el parque, que ahora está seco por una plaga de procesionaria. ¡Maldita procesionaria es más mala que la tiña! Pero lo más llamativo es que esta zona está habitada por macacos de beberia que no monos comunes. Monitos de la misma raza que los que hay en Gibraltar e igual de aburridos. Así que se pasan el día por ahí colgados, saludando a los turistas, comiendo lo que pillan, y de paso si pillan algún turista despistado quitándole las gafas, la mochila o lo que sea. ¡No es que sean malos, es que están aburridos! Yo también lo entiendo, todo el día allí sin hacer nada, pues los pobres buscan su diversión.
No hay que adentrarse mucho para verlos. Nada más empezar a atravesar el bosque se ven moverse las ramas de los árboles, son los monetes trasladándose. Puedes verlos también a ambos lados de la carretera sentados viendo los coches pasar… Muy de aquí el pasatiempo 😬
Paramos en un lateral, hay un perrote blanco y negro compartiendo merienda con varios monillos. Los monos, de todos los tamaños, están dando buena cuenta de la “suculenta” merienda. Algunos se han girado y nos miran sin demasiada curiosidad. Me da a mí que sentirse observado por turistas es el pan de cada día para ellos y ni se inmutan.
El que ha pillado velocidad es un yayo que viene por el camino, en la mano trae una bolsa con frutos. Y mis mechas no me impiden saber que viene a ofrecernos esa bolsa para alimentar a los monos. Educadamente te voy a decir que no. Mi fuero interno tiene una conversación más larga acerca de lo peligroso que es animar a la gente a alimentar a animales “salvajes” que trasmiten la rabia (piojos no, porque se despiojan y se los comen). Pero bueno, supongo que el pobre hombre vive de eso y cuando hay hambre la seguridad es algo secundario. Sobre todo si es la seguridad de unos turistas infieles 😜
Nos queda muy poco ya, y de repente nos dan las luces. Un todoterreno nos adelanta y nos pita. ¡Es Soufyen, el chico que conocimos ayer en el bar!
Un poco más adelante paramos y nos pregunta qué tal vamos, donde nos alojamos… Yo me siento avergonzada. Me mandó un whatsapp por la mañana y no le habíamos respondido aún. Y ahora con tanta pregunta sigo un poco mosca. Finalmente nos dice que le sigamos, que nos lleva hasta el parking donde los chicos del Riad donde nos alojamos hoy nos han dicho que aparquemos. Dice que lo conoce y que Fez es una ciudad complicada y es fácil perderse.
Así hacemos. Le seguimos por esta caótica ciudad, muchísimo más grande de lo que pensábamos (mucho más sucia también). Hemos tardado más de media hora en entrar y con un gran trabajo del tándem Oruga/Hasam llegamos al parking.
Soufyen entra con nosotros al parking; la paranoia sigue en el ambiente. ¿Qué querrá este hombre de nosotros?
Nos costará 3€/noche el parking. Es subterráneo y con pinta de que haya unas ratas aquí del tamaño el profesor de las tortugas ninja. Está vigilado. Parece seguro, y si no lo es, a mi me da igual; lo importante lo llevo de la mano a mi lado. ;)
Soufyen me pide el número del Riad, y les llama desde su móvil. Cuando cuelga nos dice que vendrán a buscarnos. Fez es complicada y ya es de noche, no es bueno que nada más llegar vayamos solos. 😳
Por un lado agradezco tanta amabilidad, por otro me hace sentirme un poco sobreprotegida y eso me agobia (¡que repugnante soy coño!)
Nos fumamos un cigarro con Soufyen. Mañana recoge a unos chicos y pasará tres dias en el desierto con ellos.
El chico del hotel ha llegado. Nos despedimos de Soufyen con un abrazo y seguimos a menos de un milímetro a nuestro nuevo chico por los estrechos callejones de Fez.
Todo es oscuro, gris y tenebroso hasta ahora. Por no hablar de la cantidad de comida que hay en las esquinas. Hay muchos gatos. Por ahora estoy encantada, me dan la seguridad de que a más gatos, menos.. de otras cosas.
Llegamos a la puerta del Riad, una puerta cutre de madera roída en un callejón perdido, ¡Joé si que elijo bien! (116€ dos noches Riad Boujloud)
No tengo palabras para describir este sitio por dentro, es como un pequeño mordisquito de la Alhambra. Nos llega la boca al suelo. Es impresionante.
Dos minutos después tenemos nuestro querido té de bienvenida y nuestro chico nos está dando las primeras indicaciones para la vida en Fez. Además estamos concertando un guía para mañana, que si nos descuidamos nos quedamos ¡sin ver nada!
Tenemos una habitación en el último piso y aunque hay que hacer alpinismo para subir algún tramo merece la pena. ¡Tenemos terrazota genial para nosotros solos!
La habitación, como el resto, brutal. Preciosa, limpia y cómoda. Recordemos, que por muy a gusto que hubiéramos estado en casa de Ahmed y por muy limpia que estuviera. Dormimos con sabanas de la Barbie edición de 1930.
Nos damos una ducha rápida y salimos. De lo contrario la cama nos absorberá y no podremos movernos. Además Omar nos ha dicho que nos acompaña a cenar algo a un sitio cercano y no queremos hacerle esperar.
Información práctica.
- Riad: 116,50€ (2 noches)
- Comida: 15€
Fotos.



