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Europa Rumanía (2016) Viajes

Día 9. Merry Cemetery y las iglesias de madera de Maramures en el valle del Iza

Hoy nos levantamos muy bien. Como en todos los viajes, a mitad de camino hacemos una pausa de rigor para descansar y continuar con el viaje. En esta ocasión la pausa como contaba Caracola ayer la hicimos en Viseu de sus, la capital real de Maramures.

Tras nuestro masaje de ayer, dormir en una queen size yum desayuno continental (si, nada viajero esto pero sienta bien…) cogemos nuestro coche y tras la parada en boxes con Patricio para revisar ruedas, gasolina y coger algunos víveres básicos como patatas con queso, galletas saladas con queso, chicles con queso, y cualquier cosa que puedas imaginar con queso. ¡Los franceses al lado de los Rumania son unos meros aficionados!

Así que después de ponerlo todo a punto vamos hacia nuestra primera parada: la estación de tren de Mocovita a 2 kms. Ayer después de valorar decidimos que nos apetecía coger el tren y ver el valle del Vaser que tan bien lo ponen en todos lados así que hoy recorreríamos Maramures viendo Merry Cemetery y las iglesias de madera de la region y volveremos a dormir aquí para mañana coger el tren, por los lunes desde ayer día 18 no sale el tren.

Cuando llegamos a la estación la chica nos atiende en en inglés europeo que tan bien se nos da a los que no ingleses y nos comenta lo que ya nos dijeron ayer cuando vinimos a preguntar; existen dos tipos de billete el normal y el guay. La diferencia, que con el guay te dan la comida cuando llegas a medio camino. El coste es casi el doble, 49 y 89. Nosotros pillamos el barato porque pensábamos llevarnos unos bocatas que aún os queda comida de los e pillamos en el súper.

Cuando vamos a pagar Caracola intenta hacerlo con la tarjeta y tras unos 10 minutos de mirarse las caras entre ellos y aporrear el ordenador nos informan que no les va internet así que no pueden cobrarnos con tarjeta ¿? Pues eso, nosotros tampoco lo entendemos. Igualmente viene siendo habitual que no aceptan tarjetas en la mayoría de sitios así que es bueno ir con efectivo siempre.

Con los billetes en el bolsillo montamos en el coche y cogemos camino del pueblo de Sapanta (se escribe con un montón de letras a raras pero es que el teclado no las tiene, jejeje). El camino es una hora y media que hacemos por una carretera así como mala. Cuando nos vamos acercando empezamos a ver coches con matricula de Ucrania y la pinta dw la gente cambia. Es «más rusa». A pesar de tener la tentación de pasar la frontera y quedarnos un día para poder recortar un país de distancia con Gemma en nuestro ranking particular, nos focalizamos en el objetivo de este año, Rumania. Ya le ganaremos de aquí a final de año en nuestras escapadas con Ryanair…

Cuando llegamos al cementerio, aparcamos nuestro coche justo al lado y pagamos los 5 RON por barba. Aunque ya desde fuera se veía algo, el espectáculo dentro llama mucho más la atención. El cementerio es famoso porque las lápidas están hechas todas en madera, de forma artesanal por un equipo de artistas locales herederos de Stan Ioan Patras quién en 1935 creo la primera sepultura del estilo. En estas lápidas, que son con fondo azul para representar el cielo, se tallan y dibujan a los fallecidos haciendo la actividad que más le gustaba. En la lápida el muerto cuenta en primera persona y con humor sarcástico cuales fueron los hitos de su vida y que consiguió con ella lo que le quita todo el ambiente tétrico al cementerio y lo convierte en un comic de las vidas de los enterrados. Un cómic muy colorido.

Dentro del cementerio también vemos la iglesia que están remodelándolo con unos buenos mosaicos en su parte exterior. Por dentro está todo echado abajo así que no podemos ver nada más…

Al salir y después de echar un vistazo a los puestos de souvenirs que hay en frente nos apetece tomar una aperitivo antes de conseguir en búsqueda de la primeros iglesia de madera de Maramures.

Nos sentamos en uno de los bares y empezamos a animarnos con la cerveza y claro, ya nos podemos a pedir mititei y unas salchichas más largas y finas que desconocemos el nombre pero que estaban más ricas aún. Mientras un cachorro con toda la cara de Rober Rodríguez se nos acerca y empieza a hacer monerías el solito. Obviamente todas las mesas nos dedicamos alimentar al perrillo pero Caracola más. Prácticamente le ha dado todo el pan y unos cuántos trozos de salchicha. Este se viene para España.

Con la panza llena salimos camino de Budesti con el objetivo de visitar al menos dos de las ocho iglesias de madera de Maramures. Las elegidas son Budesti y Barsana. En principio queríamos visitar también Ieud, todas ellas en el camino de vuelta a Viseu de sus, pero se nos ha hecho un poco tarde con la comida y tenemos dos horas y media de vuelta ya que tenemos que dar un rodeo así que cambiamos la ruta sobre la marcha.

Salimos en dirección Bunesti y como media hora más tarde, el coche que iba delante nuestra nos hace un gesto como para que nos pongamos a su lado. Paramos en mitad de l carretera sin problema porque no pasa nadie y empieza a hablarnos en rumano. Cuando ve nuestra cara nos dice «¿Italiano? ¿English?» y así chapurreando nos dice que es la primera vez que va por la carretera y que es malísima y que si sabemos si es todo el rato así. No podemos ayudar mucho así que nos deseamos buena suerte y seguimos.

Al rato comienza a llover. Es la primera vez que nos llueve en Rumanora que nos pongamos a su lado ha puesto a llover como si no hubiera mañana. Así llegamos a Bunesti donde la iglesia, que está junto a la escuela sobe una colina, muestra su aspecto más fantasmagórico. Entramos subiendo por unas escaleras hacia la iglesia de madera que por fuera casi parece un establo por la madera oscura que la cubre. Está cerrada aunque hay un teléfono para que vengan a abrir si la quieres ver por dentro. Nos da palo, la verdad así que miramos por las ventanas. Da un miedo de cojones. Además al lado, un oratorio, también de madera y el cementerio sin cruces coloridas, ni mucho menos, no ayuda a hacerlo más ameno.

Salimos en dirección Barsana y cuando llegamo (poco tiempo, unos 20 minutos) no vemos la iglesia por ningún lado y la ubicas indicaciones nos envían hacia el monasterio. Buscamos en la guía pero no vemos nada. Bueno, habrá que ir.

Cuando llegamos nos damos cuenta del error. La iglesia, forma parte del monasterio que está formado por un montón de edificios todos ellos de madera. Aunque la iglesia es igualmente antigua, el resto de los edificios, del siglo XIX y XX hace que en conjunto sea mucho más bonito. Casi parece el jardín del señor Mijagi a lo grande.

Pagamos 5 RON por entrar como viene siendo habitual y visitamos la iglesia y los jardines. Hay un museo al que no entramos (cuesta 20 RON) y el resto de edificios no son accesible. La iglesia me llama mucho la atención porque aunque como el resto está inundada de paisajes de la Biblia en esta ocasión lo hace sobre fondo blanco con viñetas muy marcadas y casi parece un cómic.

Nos dirigimos hacia Viseu de Sus tras la visita recorriendo el valle del Iza que es de una belleza indescriptible con sus cabañas y prados.

Precisamente dormiremos en la Pensiunea Iza que está toda hecha de madera (25€). Estamos tan a gusto leyendo en el balcón mientras vemos llover que casi se nos pasa la hora de cenar. Finalmente vamos al restaurante Gabriela, frente al hotel Mirage de la noche anterior y cenamos fenomenal por 90 RON.

Un día súper bonito la verdad…

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