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África Madagascar (2015) Viajes

Día 9. Bekopaka (Tsingy) – Avenida de los Baobabs – Morondava

Somos los primeros en amanecer, ya que nos recogerán en la puerta del bungalow a las 6:15h. El mora mora hoy no está presente y Kaká, nuestro conductor fiestero y polígamo está en la puerta a las 6:05h, supongo que como ayer recibió una habitación gratis porque nosotros nos alojamos allí, solo ha tenido que saltar de la cama con la misma ropa que ayer y encender el motor, que es su hobbie!

Aquí es común que le den alojamiento y comida a tu conductor o guía, solo por llevarte a su hotel. Les dan habitaciones sencillas y la comida que cada hotel tiene estipulada, un menú malgache normalmente. Por eso cuanto mejor sea el hotel que te buscan mejor es su habitación.

Kaká nos mira mientras nos lavamos los dientes, no sé si tiene prisa por irnos o es la primera vez que ve a unos Vazah lavándose los en directo, para él sería como GH! 😜
Tenemos cero remordimiento, así que mora mora seguimos con nuestra rutina mañanera.
Cuando llegamos al camping los chicos están saliendo de las tiendas para ir a desayunar, y en la mesa nos unimos todos disfrutar de nuestro ya conocido desayuno malgache para Vazah. Pero hoy por ser el último día no hay huevo frito! 😕

En la mesa contigua de la choza-bar está el «medico querubín» que le vio ayer la herida a Oruga.
Estos chicos si que son listos! Llegaron como nosotros para «alojarse» en el verde de al lado del poblado, ya les tenían montadas las tiendas y todo, y le hicieron una opa hostil a la guía (la hermana de Max, por cierto) así que acabaron durmiendo en el camping y haciendo las comidas en el choza-bar.
Hoy parece que nuestros chicos tienen prisa por salir, y eso que el Ferry tiene unos horarios intermitentes y laxos que son marcados básicamente por la hora a la que nosotros queramos cruzar el río, así que el coche ya está entrando en las maderas que hacen las veces de rampa y nosotros vamos arrastrando los pies tras el.

La misma operación se repite en sentido contrario, el coche monta en los maderos flotantes (alias el Ferry) y con un palo lo empujan para alejarlo de las rampas, desde el otro lado con las cuerdas acercan el Ferry a su orilla, con dos coches encima, unos 10 Vazah y algún autóctono.

Ya un poquito mas despiertos toca preguntarle a nuestro grupo que tal el pequeño Tsingy que nos perdimos ayer a causa de las heridas de guerra de Oru. No se les ve demasiado impresionados, suponemos que porque no es porque no se mataran con el nombre, sino que era el mejor que se le podía poner ya que era igual que el gran Tsingy pero en pequeño!
El descontento es general con el guía, que era el mismo que el de por la mañana, por lo visto por la tarde estaba rebotado porque nadie hizo por la mañana la segunda ruta y porque nadie hará la ruta nocturna. Que no es porque fuera extra (pagarla a parte) es porque como comercial eres peor que un ciego manco cosiendo botones!
Así que como recompensa a no querer hacer la ruta, recibieron en la que sí estaba incluida un «me enfado y no respiro». Además de alguna puya porque evidentemente no se llevó propina.
Propina? Porque has hecho muy bien de mimo o porqué no has perdido a nadie del grupo?

A veces me desespera ese tema, porque por lo visto hay un tío forrado que nos precede y le da propinacas a todo el mundo, da igual que preste un buen servicio o no, así que nosotros que vamos detrás y con unos guías que no lo son realmente, nos tocan las malas caras si no les damos un duro.
Antes de venir habíamos leído en la guía que el tema propinas aquí es un poco como en España, que dejas lo que te parece si crees que has tenido un buen servicio, o nada vamos.
Pero creo que se están malacostumbrando, o que tienen mucho morro, con eso de que somos blancos y vivimos en casas forradas de ariarys.

Al dejar a nuestros remeros, acordamos una propina igual para todos ellos. 20.000ar por remero, sobre todo por el esfuerzo y calor que habían pasado. Nos parecía algo justo, y yo personalmente pensé que era una buena propina, porque si equiparamos sueldo medio con propina acabábamos de darles el equivalente a 3 días de trabajo.
Pero por lo visto no, así que se acercaron a Guillem, el único franco parlante para pedirle mas.
Me parece algo feo, y sobre todo teniendo en cuenta que ya habíamos pagado por los días de canoa. Quiero pensar que el dinero se pierde desde el primero al último en la escala y que al final nuestros remeros cobran una mierda comparado con lo que se ha llevado el organizador.
Después de esto ya nos ha pasado otra vez en Itafy, y desde luego es algo que me parece mal, te hemos pagado lo que has pedido, así que todo lo que venga de mas debería ser aceptado como mínimo con «un gracias».

Se me va la pinza si nosotros ya estábamos camino de Morondava en el 4×4!

El coche suena rarito, pero después de más de 10 días aquí hay cosas que no te parecen raras y que hace un mes estarías flipando!
Lo malo es que no es que suene raro, es que no avanza, es coche tose y creo que tiene resaca, porque va como revolucionado pero avanzar no avanza.
El camino es de arena rojiza con matorral y arboles a los lados, cuando el coche no da mas, paramos y Kaká y Max levantan el capó… Mierda! Hoy no que vamos a ver Baobabs!
Le pregunto a Max si el coche esta bien y dice que si. Por supuesto que si! Si fuera que no tendrías que decirnos que le pasa y eso no se puede hacer con monosílabos…

Todos al coche, 10minutos y el coche otra vez parados… Ahora le echan agua al motor y nosotros empezamos a sospechar porque han bajado tan rápido nuestras reservas de botellas. El coche será una mierda, pero que no le falte agua mineral!

Todo Ok, y seguimos, pero el coche no rula y Max piensa que el rugido que hace lo hace en malgache y por eso nos puede hacer creer que todo va bien. No sabes que los coches en España también tosen?! Crees que esto también es endémico?
Unas arañitas blanco fosforin nos llaman la atención, pero solo eso, porque estamos solos en la carretera con Max y no hay ningún guía cerca (😝) para que nos hable del bicho en cuestión y nos diga porque no se mimetiza en vez de llamar la atención mas que si entrara a una mezquita con un traje de faralaes con una tiara con luces de neón.

La cuarta vez ya nos bajamos y paseamos en la dirección de otros Vazah que están parados voluntariamente, creemos que viendo un camaleón pero a medio camino Max nos llama para que volvamos al coche, ese al que no le pasa nada y por eso tenemos que volver corriendo por si se vuelve a jorobar y ya no anda nunca jamás!

Max nos dice que vamos a parar a comer en Beloshibirina para que le echen un vistazo al coche que está Ok 😜 y que nos busquemos un sitio para comer que hoy la comida corre por nuestra cuenta… Y estalla la bomba! Como que hoy la comida corre por nuestra cuenta? Max no sabe que tenemos los cojoncillos ya hinchados y que las gambas de la otra noche no nos han apaciguado tanto como para perdonarle una mas! Le hacemos que llame a Rija (su jefe en Tana) y uno a uno vamos hablando con el, no sabemos quien es mas lelo si Max o Rijá que le dice a Guillem que le paga la comida a ellos dos pero que no nos lo diga a los demás… Pues no ves que estamos todos juntos cabeza de baoba?!!
Finalmente conseguimos que nos la pague, y como Max en bocas nos dijo el otro día que todos los restaurantes de Belo eran iguales ante su perpleja mirada vamos al Mad Zebú :P

Volvemos al coche, esta vez parece que el catarro del 4×4 ha remitido y podemos continuar nuestro camino. Al igual que a la ida tenemos que montar de nuevo en el ferry que nos llevará al otro lado (porqué cruzó el pollo la carretera? pues eso!) y poder llegar a la avenida de los Baobabs poco antes del atardecer.

Repetimos la aventura de cruzar, pero esta vez no hay que esperar para montar a ninguna señora remolona y el 4×4 por cuatro entra con dificultad y con nuestros culos dentro en el ferry. En el trayecto de ida yo iba cómodamente con las piernas colgando en la parte de delante, esta vez vencida por el sueño me quedo con Oru dentro del coche y no me entero de que ha pasado la hora de rigor hasta que no me despierta.

En la otra orilla del río hay puestos de comida, bebida y recarga telefónica. Básicamente igual que en cada poblado que hemos visto. Algunos aprovechan para comprar agua, y los vendedores aprovechan para hacer el día, aquí es donde mas cara hemos comprado el agua en todo el viaje (4000ar).

Las horas de camino que nos quedan vamos dando mas saltitos que un lemur inquieto, y ya bastante antes de nuestra llegada empezamos a ver baobabs pincelando el paisaje.

Son enormes (aunque Oru se decepciona un poco ya que los esperaba aun mas grandes) y están todos calvos, porque la epoca en la que tienen hojas es en la de lluvias.

Gracias a nuestro querido Antoine de Saint-Exupéry, la gran mayoría de nosotros descubrimos el extraño árbol Baobab en El principito.
Estos arboles grandotes son también llamados llamados “árbol botella” o “pan de mono”, lo de árbol botella si lo entiendo porque es evidente ya que parecen una botella, supongo que lo del pan de mono es porque los monos se alimentaban de sus frutos… digo yo… en todo caso esto ultimo no lo contéis tomando una cerveza con un grupo de biólogos o de aficionados a las plantas, por si las moscas…

A pesar de relacionar siempre al Baobab con Madagascar, hay unas 150 especies que crecen en África Central, África Sub-Sahariana, algunas en Australia y como no, en Madagascar.
Son bastante altos y suelen pasar los 30m, los troncos son gordotes, pueden vivir mas de 3.000 años y dan unos frutos como bayas secas con forma de Melón (:P) que se utilizaban para tropecientas mil cosas.

Aunque quizá lo mas llamativo del asunto es que el Baobab adulto es hueco por dentro y almacena agua durante la época de lluvias para usarla para su propia subsistencia en época seca, pero es muchísima agua (para datos exactos ya sabéis Don Google os ayuda), así que hace muchos años o en algunas zonas actualmente se utiliza como pozo para recoger agua, algo que tienen que hacer con cuidado de dejar siempre suficiente para el propio baobab para que no muera.

Hay mil millones de leyendas sobre los baobabs, todas ellas las he leido en internet o en la guia, así que no sé cual es la que adoptan los malgaches si es que adoptan alguna. A mi la que mas me gusta es la que se asemeja al mito de Narciso.

Cuenta la leyenda que cuando los dioses crearon la tierra vieron que el Baobab era el árbol mas hermoso de ella, por lo que le dieron el don de la longevidad. El baobab entonces se convirtió en un ser engreído que no dejaba de “chulear” y crecer. Crecía tanto que dejaba sin luz del sol al resto de los arboles y daba demasiado sombra a los animales del bosque, el baobab lejos de preocuparse por esto, seguía creciendo y creciendo admirando su propia belleza y gritándoles a los dioses que pronto les alcanzaría. Los dioses se enfadaron y decidieron darle la vuelta con las raices hacia el cielo para que no pudiera verse y seguir creciendo.

A pocos kilometros de la avenida de los baobabs paramos para poder ver el Baobab Sagrado, considerado así porque en su base se enterraban a los muertos de las tribus de la zona. Como hasta ahora no hemos estado debajo de uno, no sabíamos exactamente como de grandote es, y la verdad es que es gigante, no por altura sino por anchura, por lo visto tiene la envergadura de 8 personas adultas abrazándolo, y como somos como somos, tras las primeras 50.000 fotos al Baobab toca abrazarlo y comprobar si efectivamente es así de ancho. Lo es! :P

Estamos ya ansiosos por llegar, y la parada en el Baobab sagrado no ha hecho mas que avivar nuestras ganas de ver mas, tocar, explorar… Seguimos nuestro camino por la misma carretera, solo que ahora a veces nos cruzamos con carros de cebús a los que adelantamos como si nos fuera la vida en ello. Cuando el paisaje se está poniendo mas interesante nos desviamos por un camino, los paisajes laterales plagados de baobabs tienen un poder magnetico y nos crean una necesidad imperiosa de poder bajar y admirar.
Evidentemente eso no va a suceder… Ante nuestros intentos de fotografiar algo o cuando nos admiramos por algo Max y el conductor se hacen los longuis, entiendo que ellos lo vean a menudo, pero nosotros no!!! Finalmente ha pillado las indirectas y las directas y nos para coche un par de veces, las dos justo en delante de unos matorrales, así podemos olvidarnos del paisaje y que el siga sin interrupciones, sino no se entiende que sea tan torpe.

Nuestro desvio nos lleva directamente a lo que parece un lago y un poco mas adelante al Baobab de los enamorados.

El baobab de los enamorados se encuentra sin mas apartado en una apertura del camino y son dos baobabs entrelazados. En realidad no lo son, la base es única, así que lo que se entrelazan los las ramas, pero estas son tan gordas que parecen dos baobabs abrazados.
Como en todos los grandes lugares alguna cafre, y en este caso muchos han decido dejar sus marcas en el tronco de este bonito árbol, así que dandole poco a poco la vuelta puedes ver como la “Jenni malgache” ama locamente al “Jonny malgache”, y quien dice Jenni dice la Vero, el Notas, la Estefi o el Jandro, vamos que el pobre está lleno de arañazos innecesarios…
Aun así es muy chulo, y no sé por lo que es, pero te crea como una paz que te hace olvidar que a pocos metros hay apenas 4 o 5 puestos de artesania, los cuales muestran orgullosos replicas a pequeña escala del baobab de los enamorados y otras tallas.

Nuestro grupo aprovecha para comprar, y desde luego no se si es por la falta de afluencia de turistas o por lo apartado del lugar lo precios son muy buenos y prácticamente no hace falta el famoso regateo.
Nosotros no podemos porque nos hemos quedado sin pasta y hasta que no lleguemos a Morondava no volveremos a llenar de millones nuestras carteras. Por otro lado ya hemos aprendido de todos nuestros viajes anteriores, y lo que aquí te parece una gran idea no encuentra cabida en una casa decorada por el señor ikea y animada por cosas de colores en las que prácticamente reina el pvc. Así que no tengo ninguna pena por no poder llevarme a España dos baobabs enormes de madera… Así somos de lacios!

Retomamos la carretera para ya por fin ir a la avenida de los Baobabs, pero esta vez Max nos concede un deseo y nos deja pararnos en el lago que hemos visto anteriormente.

Alli mujeres lavan la ropa y la transportan en cestos apoyados en un pañuelo haciendo mullido sobre sus cabezas. Niños juegan ajenos a nuestra atenta mirada sobre pequeñas canoas y como es costumbre llega la hora del baño malgache, así que sorprendemos a algunos en su momento de relajación diario, todo esto flanqueado por un monto de baobabs que con la caída de la tarde crean un ambiente mas que espectacular.

Ya estamos aqui!!! Se ven y queremos bajarnos!!! La avenida de los baobabs recorre son unos pocos metros, los cuales queremos hacer a pie.
En principio nuestra entrada triunfal iba a ser en carro de cebús, pero para nuestra “comodidad” y para ahorrarse la pasta Max ha decidido unilateralmente que sea en 4×4, porque él es así de apañado para todo!

Agradezco la ausencia del carro de cebús, porque sería como subir la calle Ancha de León (España) en un carro engalanado tirado por dos mulas el dia de Genarin para ir a ver La Catedral (la mejor catedral del mundo, todo sea dicho de paso), no pega y no es necesario. Pero recorrer ese camino en coche, tampoco, así que nos bajamos y recorremos la avenida flipando en colores.
A pesar de la hora (ya se acerca el atardecer) y de que sea uno de los grandes puntos turísticos de Madagascar no hay muchos vazaha-turista, así que podemos deleitarnos viendo los imponentes arboles que protegen el camino de tierra como si de la calzada real se tratara.

A un lado un pequeño lago (laguito mas bien) pone la estampa aun mas interesante, los baobabs del fondo comienzan a reflejarse en él y sentados debajo de la sombra de estos grandes señores de la naturaleza no se puede estar mas a gusto y mas ensimismado con tanta belleza.

Como lo bueno dura poco, y si hay algo que los malgaches no dejan pasar es la oportunidad de acercarse a un vazah en busca de bombones o caramelos, en seguida estamos rodeados de 5 niños que nos piden de todo, y hoy y ahora no queremos tener revoloteando a tanto crio pidiendo fotos y bombones, es nuestro momento mas egoista, es nuestra oportunidad de ver y disfrutar de este momento.
Los niños lejos de entender que no es el momento, comienzan a jugar a nuestro alrededor esperando como quien espera a Papá Noël a que saquemos una gran bolsa de caramelos y los dejemos debajo del baobab que nos da sombra… Sorry, hoy no tenemos bombones… :(

Nos habían contado que los japoneses venían mucho a Madagascar, que pagaban una pasta del copon por venir a Morondava acercarse a la avenida de los baobabs y volverse a Japón cargados de fotos, poco nos creíamos ya de estas habladurías mas que nada por no haber visto ni un Japonés en todo el viaje, pero es cierto, alli estaban los vazaha-sospechantes (si yo soy vazaha tomato ellos con esos ojitos serán sospechantes digo yo)  haciendose mil fotos agarrando el sol de lejos, posando haciendo un corazón, cogiendo un baobab, fotos de familia, foto para el facebook, foto para el instagram, foto para pollas, porque será verdad que se gastan una pasta para pasar un dia en la avenida de los baobabs, pero hay que ser gilipollas para pasarte ese dia haciéndote fotos de espalda al atardecer!!!
Eso si, el fondo de las fotos precioso, pero tú te lo has perdido por tolai!!

Ya está aquí el atardecer así que nos hemos mudado al lado contrario del laguito al lado de los japoneses para ver decir hasta luego al sol. Nosotros mirandolo, eso si. :P
Es uno de los atardeceres mas espectaculares que he visto y el de hoy lo he situado en 4º lugar, así que imaginaros como son los tres que sitúo en el podium.

Para muestra un botón que se dice, así que como contar la mezcla de colores rojizos, morados y amarillos pintando el cielo mientras el sol como si fuera un gran huevo frito se esconde es complicado, os dejamos algunas de las 100.000 fotos que hemos hecho, para acercaros un poco a la espectacularidad del momento.
La avenida de los baobabs es un espacio no declarado parque natural, y creo que muy de milagro bien conservado, pero no esperéis centro de visitantes ni algo de infraestructura, solamente un bar y unos cuantos puestos y vendedores os despedirán al salir, personalmente no creo que haga falta nada mas. :)

Aprovechamos para hacer las ultimas fotos de una avenida ya sin turistas y sin sol y montamos en el coche, es el momento de disfrutar del paisaje de vuelta que tiene las chozas de morado y rojo y en el que no cesan de aparecer nuevos baobabs que van tomando la negrura de la noche y ahora tornan a un aspecto mas fantasmagórico, pero igual de bonito.

Como una hora después pisamos ya Morondava, el pueblo o ciudad es grande, pero está a punto de irse a dormir, o al menos a descansar, así que no hay mucha gente ni mucha iluminación, sospecho que será otro de esos lugares sin mucho que ver ni hacer, pero para saberlo tendremos que esperar a mañana.
Hoy dormiremos en lo que parece la zona güiri, ya que abandonamos un poco la zona principal para entrar por una calle larga llena de alojamientos, detrás de ellos está el mar, pero es de noche, así que no vemos mucho.

Por votación popular volveremos a la pizzería que acabamos de pasar en cuanto dejemos las cosas en la habitación, la comida malgache muy bien, pero un poco monótona y hoy se nos han puesto los ojos como platos pensando en la pizza así que aun estamos mas ansioso por llegar al hotel.

Finalmente llegamos a las Trecicogne, las tres cigüeñas. El nombre nos acojona un poco porque somos tres parejas sin hijos y tenemos miedito de que vayan a venir las tres cigüeñas a la vez y nos den un susto!

El hotel parece bonito y acogedor, un poco alejado del centro, pero bien situado, andando tardas 20min tranquilamente a la ciudad.
Nuestras habitaciones dan de frente al restaurante La Capannina, y este a una especie de manglar. Todo es abierto y da cierto aire playero.

Nuestra habitación es amplia, y tiene agua caliente, pero tiene dos fallos… Que las habitaciones se ventilan, al ser posible cada día, y que hay tanta humedad que me puedo hacer pasar por Diana Ross en cuanto salga de la ducha.
Ora es un maniático de los mosquitos y no le vale con tenerme asfixiada todo el día con el goibi extrasupermegahiperfuertequetecagas, si no que ademas en cada habitación a la que vamos hace un estudio de la mosquitero analizándola como un CSI cuando recoge huellas, en el caso de que no haya pone la nuestra antes casi de soltar la mochila. Agradezco el hecho de que en la tienda de campaña no intentara montarla dentro… hay que ser agradecida siempre! :P

La mosquitera de aquí no le inspira confianza así que como está puesta en la cama a modo de dosel ha decidido sacar al bricomaniaco que lleva dentro y poner nuestra mosquitera dentro de la mosquitera, así tendremos una meta mosquitera y ni una mota de polvo tocará nuestra preciosa piel.

Tras un rato viendo que lo que hace no tiene sentido, abandona su trabajo avergonzado por las fotos que le he hecho y que atestiguan que como ya le dije al principio, no se podía poner otra mosquitera dentro de la mosquitera!!

Como hemos invertido un rato en averiguar que esto no se podia hacer y cuando ya hemos llegado era tarde (tarde para aquí, las 20h mas o menos) desistimos en la idea de la pizzeria y nos quedamos en el restaurante del hotel a cenar.

La cena está buenísima, el atún a la malgache (como el atún que hace mi mami o a la vizcaína, pero con otro nombre) está fresco y muy rico, y la gente que ha pedido atún a la plancha, también está contenta.
Eso si, todo se hace en el momento, creo que hasta ir a pescar el atún, así que entre tu pedido y la cena real, el tiempo suele alcanzar la hora hora y pico, no pasa nada, hoy ha sido un día genial y la cerveza lo arregla todo, así que mientras hablamos y vemos una araña del tamaño de un puño que trae loca a Soraya esperamos nuestra cenita rica.

Las mosquiteras impiden la entrada de mosquitos, pero no hacen nada en contra de lo que ya hay dentro de la cama… buenas noches.

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