Tras cerrar la excursión al Tsingy anoche, nos levantamos a las 8 de la mañana despues de un sueño de 10 horas que ciertamente necesitábamos.
La noche ha sido calurosa, pero gracias a la mosquitera portatil (indispensable) y el saco sábana pudimos dormir perfectamente.
Tras dejar listas las mochilas, bajamos a por el desayuno. Café, té y tostadas con queso y miel. No está nada mal.
Habiamos quedado con el guía a las 8:45 y no ibamos bien de tiempo pero despues de todo lo que leímos acerca del «mora mora» (pronúnciese «mura mura») no estábamos muy preocupados.
Mientras desayunábamos y a la hora en punto aparece el coñhocer que nos llevará hasta el hotel Sakamanga, donde recogeriamos a los otros pasajeros.
Sorprendidos, miro al chofer y le digo si hay prisa o podemos desayunar tranquilamente. Su respuesta era obvia: «Mora mora»
Pagamos el hotel y las cervezas de ayer, todo 70.000 Ariari (unos 20€) y vamos en busca del coche. En nada llegamos al hotel y metemos las mochilas en la furgoneta bastante destartalada y vamos al cajero en busca del resto del dinero que tendriamos que pagar por la excursion. Al final conseguimos muy buen precio: 225€ por cabeza. Gracias a jugar con el hecho de que 4 de nuestras amigas llegaban una semana despues, pudimos alretar bastante; unos 100€ menos por cabeza.
Tras conseguir 1.200.000 Ariaris (el fajo de billetes es tan grande que no cabe en 2 carteras normales) pagamos a Eric (el agente que nos vendio el pack) y conocemos a nuestros acompañantes, Guillem y Soraya, residentes en Barcelona.
Nos montamos en la furgoneta y salimos a las 10 camino de Antsirabe atravesando la ciudad de Tana (AKA Antananarivo). Pasamos por pasrtes realmente
Pasamos por la parte mas pobre, junto al lago y vemos a lo lejos el mercado de la ciudad. Es un hervidero de gente comprando y vendiendo. Lleno por todos lados.
Conforme nos vamos distanciando de la ciudad, las casas comienzan a distanciarse unas de otras hasta que se convierten en hileras que van apareciendo cada pocos kilometros junto a la carretera. Asi son los pueblos aqui. Un conjunto de casas, cabañas o construcciones apenas con 4 paredes junto al borde de la carretera. El arcen esta ocupado por vendedores que ponen su mercancia apenas sobre una manta o unos cajones.
Hay de todo. Desde fruta hasta carne al sol plagada de moscas con un olor terrible. Todo mezcladp en decenas de puestos.
Pueblo tras pueblo vamos acercandonos a Antsirabe. Mi idea equivocada de carretera perdida se sucede por un pueblo cada pocos kilometros donde vamos viendo como viven los habitantes de cada uno de ellos. Vemos arrozales, «fábricas» de ladrillo donde los niños de 8 años trabajan como la cosa mas normal del mundo. A lo lejos tambien vemos a las mujeres lavar la ropa en el rio y dejarañ extendida en el suelo para secarse.
Tras cuatro horas llegamos a Antsirabe. Tengo ganas de apuñalar al conductor que todo el camino ha llevado la musica a toda hostia al menos para mi, pued el altavoz estaba justo debajo de mi asiento. Por cierto, ni una palabra dijo el conductor.
En Antsirabe llegamos al hotel Green Park y dejamos nuestras cosas. El hotel es un conjunto de bungalows alrededor de un estanque. Si estuviera un poco mas cuidado seria genial. La habitacion es amplia y esta limpia. El baño, no esta mal.
Quedamos con Guillem y Soraya y vamos a comer a restaurante de los que recomendaba la guia. Por desgracia parece haber desaparecido y en su lugar hay una tienda de recuerdos asi que vamos a otro que vemos en la calle principal. Caracola se atreve con el zebú. No esta maño pero esta carbonizado. Yo gomo pasta, tengo hambre y no quiero arriesgar.
Despued de comer acompañamos a nuestros compañeros de viaje a comprar un sombrero de paja y despues vamos a la estacion de tren que esta cerrada. El edificio es bonito y simple. De camino pasamos junto a la catedral que no tiene mada que destacar.
En las escaleras de la estacion vemos a los jovenes del pueblo donde parece ser la zona para pasar el rato con los amigos. Justo delante en un pequeño cesped, un monton de niños juegan con sus coches de pedales (sin pedales).
Desde alli decidimos ir en busca del lago de la ciudad. La guia ya dejaba claro que las expectativas debian ser bajas. Lo mejor seria que ni siquiera le llamaran lago. Es un estercolero de basura lleno de plantas donde debajo de ellas se adivina agua marron. Se nos acerca algun niño al ver como nos echamos repelente para mosquitos para que le echemos tambien a el.
Tras ver la puesta de sol, nos vamos en busca del bar que recomienda la guia, el Chez Billy, donde a veces hay concierto de reggae.
Al entrar conocenos a Ricardo y su Pusse-Pusse el carro del que tira descalzo con un asiento detras para el pasajero. En algunos casos, con bicicleta. Se le llama asi plequw era lo que gritaba el conductor a la gente para que lo ayudaran en las cuestas: ¡Pusse! (¡Empuja!)
Dice Ricardo que nos espera a la salida para llevarnos al hotel. Cada vez que salimos a fumar, nos lo recuerda y hablamos sobre lo que se tercia. Guillem habla frances y eso ayuda bastante. Nos comenta que el Pusse-Pusse no es suyo. El paga un alquiler de 3.000 Ariari al dia, tenga o no tenga clientes. Eso condiciona nuestra respuesta a la salida, donde terminaremos cogiendo uno para cada uno.
Pasamos la tarde bebiendo cervszas y comiendo algo en em bar. La cerveza es barata (3.000 Ariari por botella de 750) y no esta mal. Muy suave.
Despues de unaa horas alli y de charlar con los ultimos clientes salimos en direccion al hotel donde termínanos la noche conversando con nuestros compañeros de viaje sobre las distintas anecdotas en paises del mundo.