Salimos del motel en busca de un supermercado para hacernos con algunas provisiones. 30 min después encontramos el supermercado más escondido y el único del pueblo, Mammuth por cierto, y más o menos una hora después nos pusimos rumbo a Yosemite, el parque más bonito que he visto nunca…
Enormes, como todo aquí, aparecían los miles de árboles franqueados por enormes montañas, que al refrejarse en un lago grandísimo de aguas totalmente transparentes, hacían que te quedarás embobado mirando el paisaje de cuento de hadas… El lago, Mongo a la entrada, nos acompañaría unas cuantas millas más, provocando la misma imagen, pero con cambiantes montañas.
Pudimos leer en la guía del parque que recibía unos 4.000.000 de visitantes al año, y pudimos comprobar que en cada rincón del parque había gente, acampando, en bici, andando, con caravana o simplemente bañandose en uno de los ríos que cruza por el parque..
Como ya se nos hacia la hora de comer recorrimos el parque buscando un sitio con mesas para poder comer, pero todos estaban bastante llenos y el paisaje se merecía un poco de soledad para disfrutarlo. Finalmente montamos nuestro comedor en la orilla del río con el saco estirado (me vino a la cabeza las excursiones con el cole, o con mis tíos a Hospital de Orbigo, curiosa la cabeza humana, hacia años que no tenía esos recuerdos) y mientras un par de ardillas, una sorda y la otra más joven y pequeña, nos acosaban en busca de comida, acechandonos muy de cerca, sin perder de vista ni un solo movimiento de nuestra mano o nuestra nevera (ya os digo, sí hubiera pasado blancanieves en bici dando una vuelta con los enanitos, no me hubiera extrañado nada).
Habíamos llevado los bañadores, pero finalmente decidimos no bañarnos, sí no que nos tiramos un rato y nos fuimos a hacer una de las rutas fáciles (somos inconscientes, no expertos excursionistas!).
La primera de las dos que hicimos nos llevaría por el medio de un prado hacia un puente desde el que se podía ver Half Dome, que es una montaña blanquecina ergida sobre el río (os sonará de varios pps de los que circulan por la red). En el camino pudimos ver un par de ciervos que pastaban a sus anchas sin inmutarse por todas las cámaras que les apuntaban… La imagen del inmenso bloque de granito reflejada en en el río Merced es una de esas postales que comentaba antes. Indescriptible.
La segunda ruta, nos llevaba por medio de un bosque enorme con trocos caídos por todas partes y entrelazados entre ellos formando puentes, a una catarata, que como ya esperamos, porque lo habíamos leído en la guía del parque, estaba más seca que la mojama. Aún así se podía ver perfectamente las rocas que en primavera son ahogadas por la cascada de dos saltos y que ahora la sequía otoñal dejaba al descubierto, junto con las raíces vistas de un montón de árboles… Supongo que en primavera tiene que ser
una pasada, aunque en la entrada del otoño (ahora) no es nada feo!!!!
La noche nos perseguía y como andando no éramos más rápidos que ella, cogimos el coche para intentar acercarnos lo máximo a San Francisco para no tener que madrugar mucho al día siguiente.
Como somos nosotros y la suerte no nos suele seguir, aunque camina cerca, elegimos el camino más jodido y largo, pero nos dimos cuenta a tiempo y cambiamos de ruta que aunque no era mejor, por estar lleno de curvas y oscuro un rato después como la cueva de un oso, era la más corta hasta la autopista. El camino, puerto de montaña en toda regla, recordaba bastante a las Hoces de Vergacervera, para el que las conozca, o a cualquier puerto del Norte para el que no. En uno de los tramos encontramos un puente con un semáforo en el que tuvimos que esperar 15min para cruzar, este y el siguiente puente, que veríamos más adelante, porque por ese tramo de mini carretera no cabía más que un coche en cada sentido!!!! Ponen este método en España y hay una ostia por coche que pase, sólo por no tener que esperar 15min!!! Oruga ya estaba nerviosa con el semáforo, para muestra de lo que digo…!!!
Continuamos el recorrido hasta San Francisco sin otra novedad que un par de ciervos en el lateral de la carretera, en una curva a la salida de un pueblo y el pánico constante de que un oso aburrido cruzará la carretera para ver lo que se cocía en el otro lado!! Menos mal que todos los bares para oso estaban de nuestro lado de la carretera y no hacia falta cruzar!!!
Llegamos a un motel a pocos kms de San Francisco y caímos muertos en la cama!!!
:) Caracola & Oruga (: 