Pfff… Está jarreando aún. No ha parado en toda la noche y desde nuestra habitación solo podemos apreciar parte de Meteora, porque el resto lo cubre la niebla. No pinta bien el día de hoy…
Un poco compungidos y sin saber muy bien qué hacer bajamos a desayunar. Con el éxito que tuvimos ayer hoy hemos decidido ponernos las zapatillas normales.
Finalmente intentaremos subir a ver el primer monasterio, el más cercano a Kalampaka, para evaluar el tema de la niebla, el agua nieve, el viento ¡y el frío!
Al ponernos en carretera parece que el tema no está tan mal y nos animamos con el Monasterio Gran Meteora. Que al menos si no podemos ver más, ¡podamos ver el más grande!
Meteora significa «rocas en el aire»; esto define perfectamente lo que veremos al adentrarnos por la carretera, enormes rocas grises surgen de la nada aparentemente separadas entre sí y que por lo visto se formaron bajo el mar y podemos verlas actualmente al bajar el nivel del agua. ¡Parece increíble que el mar llegara hasta aquí y pudiera cubrir semejantes monumentos naturales!

Solo estos enormes monolitos ya merecerían una visita en si, pero si además muchos de ellos están coronados por monasterios, aún más. Según avanzamos y vemos el primero ¡flipamos en colores!
Ahí arriba, en la cima de la montañita redondeada, se alza un pequeño monasterio al que desde la carretera parece prácticamente imposible acceder si no es a través de una tirolina. Y antes de atreverte con ella, más te vale que te encomiendes a todos los dioses que te gusten… Las nubes y la niebla le dan además un ambiente bucólico y misterioso. Bien podría ser el escenario de una novela de ciencia ficción, histórica o religiosa.

Un poquito de historia.
Hace tropecientos años (ya sabéis mis problemas con las fechas) los monjes de la zona habitaban las cuevas de Meteora por ser consideradas un lugar ideal para la meditación. Como los turcos se estaban poniendo pesaditos y bastante agresivos decidieron trasladarse a las cimas y construir los monasterios. ¿? ¿Perdona? ¿Aquí arriba? ¿Con palitos de helado y mocos? Porque aquí no debía haber nada… Y lo peor de todo, llegar sin el actual puente y la escalera lateral era prácticamente imposible. O lo hacías escalando o te subían a pulso desde arriba.
Dicho esto, no hemos leído y/o encontrado el cómo se construyó con cierta veracidad. Cuando vuelva a España buscaré en mega construcciones si hay algún capítulo dedicado a los monasterios.
Avanzamos por las escaleras del primero y a pesar de lo que parece a lo lejos no es complicado ascender, pero vamos hechos una infusión. :S

La entrada cuesta 3€ por persona y los hombres pueden entrar vestidos respetuosamente y las mujeres a pesar de llevar pantalón largo, por los huevos morenos de los monjes aislados estos, tenemos que ponernos un trozo de tela a modo de falda que cubra más allá de las rodillas. En la puerta te prestan la tela para que te la pongas como te salga del higo, porque había una señora que la llevaba a modo de pareo veraniego, así que quizá seguimos sin tener muy claro el tema de la falda.

Por lo visto el monasterio está habitado y en uso, pero no hemos visto ni un monje por la zona, ni siquiera agazapado cotilleando. Pero sabemos que están espiando con sus barbas y sus togas negras con cinturón talla XXXXL (aún no he visto ninguno de talla pequeña, así que sospecho que hacen de 3 a 7 comidas al día y poco ejercicio), porque sino, ¿que vas a hacer toda la mañana aquí en medio de la nada?
Todos los monasterios tienen la misma estructura: un patio central presidido por las celdas de los monjes, el refectorio (comedor, aprendiendo palabras desde 1981) y una o más capillas de oración. En el centro del patio está el katholikon, que es la iglesia principal. De los 24 monasterios originales siguen en pie 6 que son los que se pueden visitar.
Nos encontramos en el museo y Oru está pegado a los pergaminos antiguos mientras yo me doy la vuelta por el resto del museo religioso. Oru desde que se dedica a la caligrafía no hay quien le sople y puede estar mirando un libro 10minutos, quien le iba a decir a él que iba a echar más de un nanosegundo al apartado “biblias” de un museo! 😂

Lo más llamativo de todos los monasterios son los frescos pintados por los pasillos y la katholikon con las pinturas de todas las paredes. Las iglesias Ortodoxas suelen ser oscuras y estar totalmente decoradas de paredes a techo con frescos de colores intensos que se pueden seguir como si fuera un cómic. Por otro lado el “urraquismo” también es un punto fuerte de los ortodoxos y en iglesias que apenas miden 20m apuran al máximo cada espacio para llenarlas de portavelas y lámparas doradas, da igual que casi no entren los fieles dentro pero ¡la lámpara me la pones bien grande! En este caso lo frescos representan las persecuciones de los cristianos por los romanos y son obras sangrienta, dramáticas y muy detalladas.
Como en la capilla entramos unas 5 personas máximo tenemos que ir un poco rápido así que finalizamos nuestra visita volviendo a la escalera inicial intentado no dejarnos los dientes en el descenso.
La niebla se ha metido y no son ni las 13h y como el tiempo no acompaña y las carreteras no son las más ideales vamos a visitar dos monasterios más y nos dejaremos los otros tres para nuestra siguiente visita a Grecia.

Elegimos el monasterio Roussanou o Agia Barbara, único monasterio de monjas. Estrategia de marketing Pura y dura, ya que el monasterio como tal no es muy grande y está situado hacia el lado “menos impresionante” y lo de que sea de monjas no viene de hace muchos años, solamente desde 1988.
Subimos las empinadas escaleras en piedra y al llegar arriba nos para la rancia de turno. Le pedimos dos entradas y nos dice que los tickets son más adelante y que no podemos entrar si no llevo la falda lo que hace que incremente mi respeto al máximo porque, como todo el mundo sabe que una mujer con pantalones largos es casi motivo de lapidación (o lo que sea que hagan los ortodoxos) y una falda lo arreglará todo. Le digo que ok, que me de el “trapo-falda” y nos dice que no, que hay que comprarla. ¿Perdona? ¿En la de monjes nos la dejan y aquí te tengo que comprar un pañuelo semi transparente más feo que un frigorífico por detrás? ¿Como sois tan cutres? Y si aún fueran hechos por ellas, va te animas, pero con la cantidad de horas libres que tenéis, ¿las dedicáis a hacer pedidos masivos a aliexpress? Pues va a ser que no.
En fin, que soy tonta porque tenía que haber comprado el puto pañuelito y allí mismo en la entrada quitarme mis irrespetuosos pantalones y entrar en bragas con el estupido pañuelo y nada más. Pero son de esas cosas que piensas después.
Oru ya está indignado y yo enfadada porque que te lo hagan en todos, mal, pero lo sabes y pringas en uno o te llevas el pañuelo de tu casa y listo. Pero que sólo te lo hagan en uno y te lo avisen después de subir 500m de escaleras en piedra… Supongo que piensan no hay nadie tan cutre de no entrar por no comprar el pañuelo. Pues se equivoca tía loca: YO.
Porque me parece de mal gusto e injusto, y solo por eso voy a bajar los putos escalones ponerme la preciosa falda larga que tengo en el coche y volver a subirlos. Y eso hacemos porque Oru por voluntad propia y porque está enfadado y no quiere esperarme al lado de la señora ha bajado conmigo. Esto es amor, ¿eh?
A la señora tampoco le debe haber parecido bien que no compre su precioso pañuelo así me lo recuerda cuando volvemos a pasar para entrar en el monasterio; me chista para que le enseñe las piernas, así que me subo la falda, la bajo para que vea que es Preciosa y que me llega hasta los tobillos y le hago una reverencia. No le ha gustado y no la culpo; no es lo que mejor me sale pero no me apetecía hacerle una voltereta lateral.

El monasterio es pequeño y sigue la misma estructura anterior. Está dedicado a Santa Bárbara, que aquí no es patrona de los mineros, sino una mujer hija de padres nada religiosos que destacó por ser súper buena, obediente, estudiosa y que le picó el gusanillo de la religión.
A su padre no le gustaba nada el tema y la maltrataba para que pasara, pero ella erre que erre. Y a pesar de los sufrimientos y el bullying de la época, seguía siendo súper religiosa y claro, con la oposición de su padre pues el tema no avanzaba. Así que por intervención divina al padre se lo llevó por delante un rayo y ella pudo convertirse.
En resumen, contado dentro del monasterio nos cuenta esto. La verdad, pues vete tú a saber. Quizá los padres hippies de Bárbara no querían que después de darle una educación estupenda acabará haciendo pedidos en aliexpress, vendiendo a traición pañuelitos feos en la puerta de un monasterio y haciendo cremitas de aceite de oliva para vender en la tienda de souvenirs y que viviera una vida libre. Quizá al padre le dió un infarto un día de tormenta de tanto pelear con Bárbara, pero eso no queda bonito contado sobre la reina de las virtudes. Pero oye, que como este blog es nuestro la especulación es libre y mucho más entretenida que creernos la lectura a pies juntillas.
Por cierto, si alguien espera encontrar en Grecia algo en español, que vaya sentándose en una piedra a esperar…

Tras comprar las postales de rigor, una cremita que promete quitar los eczemas que me salen del frío y hacer pipí en un agujero en el suelo nos dirigimos a Thetis, nuestro coche, para seguir hasta el último monasterio que veremos hoy: Monasterio Agia Triada (Santísima Trinidad).
A parte de elegir este monasterio por que nos pilla de camino, hay otro motivo nada religioso; aquí se rodó una de las películas de James Bond “Solo para sus Ojos”, para los que les gusta posicionarse: de cuando el James Bond era Roger Moore.
Por lo demás el monasterio impresiona visto desde casi de frente, ya que parece literalmente en la nada, visto desde la carretera junto a la entrada principal la vista no es tan espectacular ya que parecen fusionarse las ricas contiguas.
Este Monasterio durante los tiempos de la ocupación alemana e italiana fue expoliado de manera fulminante llevándose reliquias sagradas. Aunque muchos códices habían sido sacados a tiempo y por tanto salvados pero no devueltos. No me acuerdo dónde estaban, pero no era en el museo británico.

¡Tenemos hambre, hambre, tenemos hambre! (y sí, si lo has leído cantando ¡rondas los 40!) Así que nos vamos a comer al Meteoran Panorama, un restaurante al lado de las rocas, con una vista estupenda y una cristalera ya que sigue lloviendo como si le faltara agua al mar y hemos descartado las terrazas.
La encargada tiene los morros tan operados que la mascarilla se le baja, es de un rubio que Schwarzkof no tiene en su carta de tonos y lleva el cinto apretando una cintura que no es de ese tamaño..
A pesar de que esto nos llama la atención, la comida y las vistas son fabulosas.
Aquí de picoteo mientras te traen la comida es típico que te pongan unas olivas negras normalmente y algo de queso. En este caso el pan era casero.
De primero nos hemos zampado un queso feta con verduras gratinado y de segundo nos hemos animado con carne de la zona: cerdo negro y ternera.
El postre, por cuenta de la casa, llegó cuando no podíamos más, pero pudimos… y era un pastelito casero con helado de naranja, ¡riquísimo todo!

Hemos cambiado de hotel, porque soy así de maniática y ya puestos, me gusta pisar varios. yHemos cogido uno que nos queda a 2 minutos andando del restaurante, 5 en coche ¡porque hay que dar la vuelta!
Allí pretendemos echar la tarde porque estamos un poco cansados y porque no deja de llover, y ya estamos un poco hartos de llevar los pies mojaditos…
He parado a comprar tabaco, algo más barato que en España (unos 0,40€ por paquete) y nada más entrar el chico me saluda y atiende en casi perfecto español. ¡WOW! Es la primera vez en todo el viaje y estoy flipando. Estoy flipando aún más porque aún no he abierto la boca y normalmente no me suelen confundir con españolas, alemanas si, pero mediterráneas, poco. Me ha oído hablar fuera con Oru y por eso esa maravillosa bienvenida, ¡qué apañado! Resulta que vivió en Valencia un tiempo y por eso habla español.
Nuestro hotel de hoy es más pequeño tipo boutique, pero con unas vistas espectaculares y una terraza que si no estuviera inundada quitaría el hipo y un colchón para hacer la croqueta. Los chicos que regentan el Dellas Boutique Hotel son muy amables y atentos (han salido con un paraguas cuando hemos llegado) y el hotel está impecable. No podremos cenar aquí porque no está activo el restaurante, pero nos da igual porque aún no hemos digerido el queso feta y la carne, así que creo que sobreviviremos mejor si nos saltamos la cena.

Voy a pulir a Oru al rummikuk ese fantástico juego que nos acompaña desde hace un par de años en nuestros viajes y a tomarnos unas cervezas una vez que hayamos escrito vuestras postales.
¡Hasta mañana!