Nos levantamos temprano en un pueblecito llamado Williams y mientras caracola termina de recoger la habitación yo voy cargandobel coche. Nada más salir a la calle me encuentro que todo está engalanado para el Labor Day Parade. Frente al hotel un grupo de animadoras de unos 10 años esperan impacientes la salida de las carrozas. Mientras aparece la típica ranchera con carteles de Vote XXX for Congress lleno de banderas yanquis y fotos del candidato. Y en la calle principal carteles de Labor Day Rodeo son el principal adorno. América profunda. Vamos al desayunar al bar de al lado donde esperas ver a Peggy Sue acercarse con una jarra de café (malísimo por cierto). En su lugar se presenta un chaval griego que se parece al latino de «Salvados por la campana». Muy amable nos aconseja y explica los distintos desayunos típicos americanos. Al final elegimos tortitas con «sunny side eggs» (huevos fritos de toda la vida). «Like eyes» nos dice para aclararnos.
Durante el desayuno el mismo y el que creemos es su padre muy amables nos preguntan si todó está bien y nos felicitan por ganarle a Alemania en la Eurocopa. Son los segundos en dos días. ¿No se supone que aquí no seguían el fútbol? Será por las raíces griegas. De todos modos me gustaría contar lo amable que es la gente en USA. Por ejemplo en todos los bares os restaurantes tras servirte pasan un par de veces para ver sí todo está a tu gusto o si quieres simplemente que te rellene la coca cola (aquí se compra el vaso y lo rellenas las veces que quieras). Otro ejemplo es conduciendo. En cada cruce la gente espera a que pases tu con el coche. Van súper tranquilos. Y esto sería normal en un pueblo perdido pero en L.A. era igual. Mil veces Caracola y yo lo hemos comentado. En casi todos los viajes nos encontramos gente mucho más amable que en nuestro país. Será verdad eso de que en España somos maleducados.
Bueno siguiendo con las aventuras, nos ponemos en marcha hacia el gran cañón tras ver pasar el desfile. De hecho, vamos detrás del mismo viendo a la gente apostada en las aceras con sus mejores galas. Lleno de vaqueros, abuelas en sus sillas de playa, y jovenes que nos gritan bromeando como sí fuéramos una carroza más. AL la izquierda, un par de manzanas más allá sueña el silbido de un tren y vemos aparecer una locomotora a vapor. Desde luego una de las estampas más auténticas que hemos visto de este pais.
Con la sonrisa puesta tomamos ya la carretera. Tardamos como hora y media en llegar. A la entrada pagamos 25$ para entrad. El pase vale para toda una semana (lo que nos viene perfecto para regresar). Un par de millas tras el puesto de los rangers dejamos el coche aparcado en un lateral de la carretera. El parking esta absolutamente lleno. Caminamos unos metro y aparece delante uno de los mayores espectaculos de la naturaleza. Enorme, grandioso. La vista no puede abarcarlo todo. Cuesta distinguir el río abajo más de 1500 metros abajo. El otro lado del cañón se ve lejos, casi 30 kms más allá. A pesar de la lluvia no nos movemos (gracias a los chubasqueros que Caracola insistió en comprar) hipnotizados por el espectaculo. En serio, te sientes inexistente ante tanta grandeza.
Nos habíamos propuesto hacer una ruta fácil que nos enseñará las mejores vistas desde los distintos miradores.
Comenzamos a caminar y Caracola va leyendo el folleto que nos dan a la entrada. En una de las partes habla sobre las tormentas eléctricas que pueden aparecer en el cañón. Uno de los síntomas es que se te erice el pelo. Explica que en caso de tormenta nos larguemos. En uno de los miradores vemos como a una mujer se le pone el pelo hacia arriba como sí hubiera metido los dedos en el enchufe. Al segundo un pedazo de relámpago y 5 segundos después el trueno. Decidimos que lo mejor es pirarnos y nada más entrad al coche una tormenta que flipas. Así que salimos de allí parando en algunos de los miradores de los cañones paralelos según lo permite el tiempo.
Ya dirección a Page, comenzamos a ver las grandes llanuras, las tierras expropiadas a los indios. Durante todo el camino atravesaremos reservas indias junto al desierto pintado. Estas reservas, para que os hagáis una idea no cobsusten más que en una muerda de valla con cuatro pinchos que marca el territorio a los laterales de la carretera. En estas tierras casas os chabolas son el hogar de la mayoría de loa indios. Junto a las entradas de las reservas puestos de artesanía india, en muchos casos abandonados. Vemos cientos de ellos. Otros puestos se aposentan en lo que llaman «Scenic Views». Una de estas es increible. Se ve desde la carretera mientras bajamos una colina una inmesa llanura se despliega bajo nosotros y en el medio una grieta que la parte en dos. El río colorado se abre paso cientos de metros abajo. Realmente bonito.
Volviendo con loa indios, es una auténtica verguenza. Sin tener ni idea de la cultura india es muy llamativo como este pueblo ha sido expulsado de sus tierras y reducido a auténticos guetos. La fía nos indica que no hay relacion apenas entre el pueblo indio y los yanquis y que el resentimiento es muy marcado. Sinceramente viendo las reservas, no me extraña que estén puteados.
Tardamos como dos horas más de las previstas. Nos páramos a ver cada paisaje y el desierto pintado nos hace reducir la velocidad para disfrutar de las montañas pintadas como indios de guerra. Veréis en las fotos como aparecen frajas de colores rosaceos que cruzan toda la cordillera.
Como a las 6 de la tarde, aún lloviznando llegamos al Page. Nos llama la atención el inmenso lago y vamos directamente a verlo. Lake Powell es un gran lago formado por el Little Colorado. El lago tiene su propio puerto deportivo y realizan rutas por el río. En uno de los extremos una gran presa recupera el cual natural del río que comienza a perderás en retorcidos acantilados. Un bello paisaje para despedir el día…
Después al hotel, baño en la piscina (al pesar del frío que empieza a hacer). Para acabar al Wal Mart de turno donde pillamos provisiones y nos quedamos alucinados con el tamaño de todo…
Y ahora, como siempre, fotos