¡Buenos días excursionistas (con resaca)!
Ayer estuvimos dándolo todo así que hoy toca ir de tranquis.
Nos levantamos como a las 9:30 para ir a desayunar un nutritivo desayuno a base de te, huevos y tostadas que nos prepara Rebeca, la chica del hostal.
Mientras comemos nos pregunta que sí puede ir a hacer la habitación y le decimos que no se preocupe que la avisamos que hoy, vamos con calma. También nos pregunta si nos vamos hoy. No se que le pasa a la gente aquí que ya nos han preguntado como 3 veces cuántas noches nos quedamos. Y aún lo volverían a hacer un par de veces más. ¡Apúntatelo! :)
Tranquilamente subimos a ducharnos y ponernos guapos para recorrer Puerto Varas cuando Rebeca llama a la puerta de nuevo para ver sí puede hacer la habitación. ¡Qué ansias chiquilla! Le decimos que en 10 minutos, terminamos y nos piramos.
Nuestro objetivo de hoy es recorrer el circuito de las casas patrimoniales (de principios de siglo XX) que hay en la ciudad. Se trata de grandes casas (casonas las llaman) unas más grandes que otras, que fueron edificadas por los primeros inmigrantes alemanes que se establecieron en la ciudad. Como veréis en las fotos la influencia alemana es muy clara.
La mayoría de estas casonas son utilizadas ahora como hostales, colegios, centros de cultura y otros servicios a la comunidad. Como contaba Caracola, estamos durmiendo en una y la verdad que es realmente bonita e impresionantemente grande.
Empezamos desde nuestra calle, pues el circuito pasa por nuestra puerta, y de camino al centro nos cruzamos con la iglesia del Sagrado Corazón, una iglesia que bien podría estar en la Alemania más profunda y montañosa. De hecho es una réplica de un iglesia ubicada en la Selva Negra. Esta realizada en madera y fierro que son las placas que vimos el otro día en Castro que son como una mezcla de metal y madera.
Entramos para darle un vistazo y dentro nos recuerda a la iglesia (única) que vimos en Jordania en Madaba con sus paredes y techo azul simulando el cielo, aunque claro esta no tiene todos los mosaicos que había en Jordania.
Bajamos por calle del Salvador hasta la costanera. Frente al Banco Santander hay una oficina de turismo donde entramos y salimos en unos 2 minutos:
– Buenos días, queríamos un plano con la ruta de las casas patrimoniales.
– ¿Qué casas?
– Las casonas grandes.
– ¡Ah! No tenemos – el día anterior nos lo ofrecieron en la oficina de mas abajo por 600 cpl – Pero tengo uno de Puerto Varas
– Ah, OK. ¿Sale alguna ruta para recorrer la ciudad?
– Nosotros no hacemos rutas pero hay agencias…
– Circuito, paseo
– No se.
– Vale. Una pregunta, ¿sabes donde podemos comprar postales? Estamos buscando y no las encontramos por ningún sitio. Tal vez las venden en librerías…
– Sí, yo creo que en librerías o en otros sitios por acá.
– Vale gracias. Adiós.
Total, que esto no es Nueva Zelanda y aquí las oficinas de turismo están para darte folletos de restaurantes y hoteles.
Con el plano, donde sí viene el circuito, continuamos hacia el lago parando antes a que Caracola pille una mochila muy chula que nos robaron en Bolivia y acabamos de ver una igual en el escaparate. No se decide pero le empujó un poco y acabamos comprándola.
En la costanera vamos paseando disfrutando del paisaje. Aunque el día de levantó con sol, no podemos ver los volcanes del fondo pues las nubes quedan allí.
Caminando llegamos a nuestra primera parada. El museo Pablo Fierro. Se trata de un museo totalmente independiente que muestra la obra de su fundador, el propio Pablo Fierro, que nos atiende al cruzar la puerta y nos explica sobre el museo.
Nos cuenta que hace 14 años se le ocurrió la idea de montar un museo para dedicarse al arte por completo y mostrar sus cuadros, esculturas y antigüedades restauradas. Comenzó en Puerto Montt donde el vive y que un día paseando por aquí vio la casa (más bien espacio) totalmente descompuesta. Así qué fue a preguntar a la municipalidad (ayuntamiento) y digamos que no le dijeron que no, así que se puso manos a la obra y empezó a restaurarlo de acuerdo a su sueño. Y ahí lleva 8 años haciéndolo todo «ilegal» en un sitio donde la creatividad está omnipresente. Como decimos no es más que un conjunto de objetos artísticos dispuestos sin ton ni son. Como el arte sacado de su cabeza y desparramado en el museo. Muy curioso. A mi me encantó :)
Tras comprar una foto a Pablo (el museo es gratuito con aportación voluntaria) continuamos por la costanera con el objetivo de llegar hasta el Puerto chico al otro lado de la bahía. Son como 3 kms pero se hace ameno disfrutando de las vistas.
Al final llegamos hasta un hotel restaurante que tiene una terraza espectacular protegida por grandes ventanales. Aunque parece medio cerrado entramos y preguntamos y en dos minutos estamos sentados en la terraza siendo atacados por los coquitos de eucalipto que caen con fuerza del árbol que tenemos encima que creímos que eran castañas hasta que no nos explicó el camarero.
Volvemos por la costanera para desviarnos en la calle Imperial que hace el mismo recorrido pero por la parte interior del pueblo. Nos llueve en contra ahora así que tenemos que hacer una parada. Más tarde descubririamos que al hecho de poder sentir 4 estaciones en un solo día, le llaman la «magia del sur». Y es que a los 5 minutos ha parado y ha salido el sol, y así se repetiría varias veces a lo largo del día.
Por la calle Imperial vamos recorriendo varias casas, todas ellas diferentes e impresionantes a la vez, hasta que llegamos a la calle San Francisco donde nos desviamos del circuito a la derecha (el circuito continúa recto hacia la capilla del Sagrado Corazón y de ahí hacia la calle Salvador por la calle San Ignacio) para buscar algún sitio donde comer. Queremos ir de menú y encontramos uno por 3.500 pesos por el que conseguimos una mini ensalada, sopa de pollo (muy rica) y unos espagueti boloñesa también muy ricos. No es comida típica pero bueno, es barato. Por cierto sí vais dos, mejor pedir dos bebidas diferentes o pondrán una sola botella.
Recién comidos retomamos el circuito y cuando pasamos por nuestra casona nos vamos a dormir la siesta un rato.
A las 17 salimos de nuevo en busca de la estación de buses pues esta mañana pasamos por una que indicaba el plano y los dijeron que ahí no era. Así que tenemos que buscar la de Cruz del Sur. Google nos dice que hay dos, una a 5 minutos y otra a 12. Efectivamente después de ir a la de 5 minutos nos envían a la de 12 (que ahora son 20) y al fin conseguimos localizarla en la calle San Francisco 1317.
Con la estación localizada para mañana nos vamos a dar un último paseo (mañana nos vamos a Valdivia temprano) y Caracola decide que va a ir en busca de las botas que vio ayer porque sí no se va a arrepentir así que vamos a buscarlas y mientras espero en la puerta la veo aparecer con las botas puestas y unos calcetines a juego. Es un animal de costumbres ;)
Como no nos queda mucho que ver decidimos que vamos a ir a probar las pizzas gigantes del bar del día anterior y allí que nos vamos.
La pizza esta genial (y enorme). Todo ello acompañado de su cerveza, nos hace volver al hostal a las 22 para dejar todo listo que mañana hay que madrugar.
¡Buenas noches!